jueves, 8 de diciembre de 2011





El camino había absorbido el otoño hasta los tuétanos. Se pudría dulcemente de madurez. Con agua y niebla, con arrebatos de ventisca, musgo entre las piedras y en el suelo, las hojas muertas, insectos que volaban, saltaban y se arrastraban invisibles, y palitroques de ramas quebradas. Rescoldo de las fiebres del verano, se agarran desesperados, dorados, ocres y rojos. Nacían luces y sombras de un sol que no calentaba.






*


 Grazie, arrivederci.- y de un salto bajó del autobús. Sentada en el primer peldaño de las escaleras la esperaba Dounia cigarro en mano. Arriba, Hellen le ofrecia su sonrisa más bonita para desayunar mientras terminaba de hacer trenzas a Endurance. Fue a la oficina y comenzó a ver una por una las fotografías en la cámara que tenía que utilizar esa mañana. Se quedó contemplando la imagen de una niña de unos dos años y una mujer embarazada. Ninguna de las dos le eran conocidas. Pasó la siguiente, y la siguiente, y la siguiente y allí estaba el capo con esa misma mujer y esa misma niña rubia de la foto anterior, en lo que parecía un pequeño patio de una casa. En la siguiente se veía fuego y castañas en una sarten muy ancha. Dejó la cámara sobre la mesa y salió del despacho. Se asomó a la ventana y vio abajo a Dounia hablando por el movil, casi en la misma postura que cuando llegó, esta vez rodeada de colillas apagadas en el suelo y de Esther-Pepita, la gata de Dario.





 Ciao, buon apetit!.- dijo sin llegar a entrar en la cocina, el sitio de reunión por excelencia. Artura y Lucio habían salido, casi nunca permanecían demasiado tiempo en la casa, pero cuando estaban no salían de la cocina. Allí, nadie sabe como, siempre olía a pasa recien hervida  Baiba estaba sentada terminando de comer su famosa macedonia con yogur. Era capaz de hablar un perfecto español con acento venezolano, inglés, italiano, ruso y letón por supuesto.  Ahorita salgo, en cuanto me termine esto pero nos vemos en elbardelseñordelbigote, ¿no?. dijo, mientras se colocaba el abrigo del Capitán Pescanova.- Ah, casi se me olvida sorellina, llegó una carta para ti, la he dejado en tu habitación.- No había terminado de decir la palabra "habitación" y ya estaba encima de la cama con el sobre entre sus manos. Como una pequeña ventana donde asomarse cuando estuviese lejos.




 Salve, buongiorno.- dijo él y le puso su primer spritz con aceituna. Como la mayoría de los habitantes de Padova, no podría decirse que era autóctono. Ni siquiera parecía italiano. Vivía en un piso de estudiantes a seis minutos en bicicleta de la Piazza dell'Erbe, donde trabajaba. Podría contar como se conocieron o como ella acabó en una de las habitaciones de su casa, pero esa es otra historia. Lo significativo fueron los efectos que aquella noche provocó: incremento de la capacidad pulmonar y consiguiente mejora de la respiración, fortalecimiento del corazón, aumento del riego sanguíneo, mejora de la digestión al aumentar las contracciones de todos los músculos abdominales, y lo mejor de todo, liberación de hormonas endorfinas.



Padova





Perché ci sono cose che non si possono fare 
senza arrivare ai confini del mondo

domingo, 28 de agosto de 2011

Domenica


Suenan unos ladridos lejanos. Es la señal. Te imagino en el porche, al más puro estilo americano, apoyado en la baranda, mirando sin ver. Es verano, pero huele a tierra mojada, las tormentas de verano. Es temprano, no podías dormir y te has levantado de mi lado. Con intención de leer, dejaste tu libro empezado encima del típico banco de madera del porche. Nuestro porche de nuestra casita de nuestro verano. Pongo música dentro, Branda Leo, ¿por qué no? encaja. I wonder. No quiero estropear este momento. No quiero plantearme mi futuro. No quiero hacerme preguntas tontas sobre si eres esa persona que siempre se busca. No quiero saber qué vamos a almorzar, si sacaste algo del congelador, si están cerradas las tiendas. Me da igual si dentro de dos semanas te vas o me voy. Lo que importa es ahora. Me quedo inmóvil, sin dejar de mirarte. Quiero congelar esa imagen en mi cabeza. Estudio con detalle luz, color y temperatura.

Despierto en una cama de 90. Nunca he estado en América ni quiero tener un porche de madera. En el frigorífico me esperan los espaguetis con tomate de ayer. 

ni siquiera 
te conozco.




Se me olvidaba, es domingo.

lunes, 4 de julio de 2011

Black sands

Me pongo las gafas de cerca para ver como te vas. La silueta se nubla , el color de tu coche se mezcla con el cielo y el suelo y las caras sin ojos de la gente cansada. Se pierden los matices. Se emborronan los sonidos. Voy a tientas por un camino de tierra. Si (te) pienso me tropiezo. Si acelero el paso retrocedo. Duermo y sueño, no consigo despertarme. Agazapada en el hueco de las escaleras espero. No se hace de día, pero las luces brillan con fuerza, como vimos desde la azotea, desafiantes. Inquietantes. En un abrazo inesperado me vuelvo (in)consciente. Los latidos se traspasan al cuerpo más cercano, me dejas fría en pleno mes de Julio. Las cuerdas vocales se han roto y no tengo de repuesto. Los receptores sensitivos transforman la canción que me envías en impulsos nerviosos, que a través de las fibras sensoriales llegan a mi cerebro, provocando interminables fuegos artificiales. Pero has de saber que en Mabase nunca pasa nada. Y ya es mañana. La persiana es ferozmente atravesada por rayos de luz que van a morir a tu espalda. Ese es el mejor momento del día: El amor nace del deseo repentino de hacer eterno lo pasajero. 








domingo, 26 de junio de 2011

Normal

75. Cuando bajabas del autobús, lo pensaste: ¿Ahora?. Te has acostumbrado. La costumbre hace que el piloto automático situado en la parte más alta de tu nuca se encienda. Afortunadamente el cabello disimula el rojo brillante. Te compras un helado para celebrar que ya es verano. Intentas dejar la mente en blanco y concentrarte en el sabor del pistacho. En la luz y el viento de la playa por la mañana. Pero te cruzas con alguien que te recuerda a cierta persona, esas cosas pasan. Es inevitable.




En el piso vacio encuentras un vinilo de Simon&Garfunkel, por qué no?, te dices, ahora que no te ve nadie. Y bailas. Y echas de menos lo que no tienes ahora. Sin embargo, y sin que sirva de precedente, decides enfocarlo de otra manera. Sin dejar de bailar buscas papel y lápiz. Haces lo que mejor sabes. 

Te he visto en el reflejo del espejo del pasillo. La luz roja está apagada. Por ahora.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Á lífi

Son las dos y diecisiete de la madrugada. Hoy sí importa el mes y el año. 






El sentido de las relaciones humanas siempre ha sido aprender. Es un click en el cerebro para impulsarte. Inteligencia verbal. Es un soy capaz. Y llegar y pensar lo has hecho. Pues claro. Es posible. Como antes te decía, me motivan los cambios. Y las personas. Me atraen, me dan miedo, me tientan, me hacen querer saber más. La evolución. Es sentir que ha pasado un año con todos sus días, horas, minutos incluso con algunos segundos que se hicieron interminables. Es sentir que justo ahora me gusta estar aquí. Aunque no haya encontrado el sentido que proponía Viktor Frankl. Pues cada día va cambiando. Y habrá veces que no lo encontrarás. Eso está claro. Sabes qué? Creo que este año has aprendido el doble. Puede ser confuso, es cuestión de parar el tiempo que necesites. Es cuestión de pensar. De coger la bicicleta y volver por la noche a casa sintiendo como el viento acaricia tu cara, tu pelo. Dirigir la mirada a cada persona con la que te cruzas. Y sonríes y te ríes, justo por eso mismo. O caminar por ese pasaje secreto para comprobar un presentimiento. Jugar. Entrar. Hacer algo porque quieres. Sin que nadie sepa donde estás. Ir en zigzag. Me explico? Y confía en mi. Al final llegas a alguna parte pero ( y esto es importante )  tienes que abrir la puerta.






Ahora suena en el reproductor Sæglópur, qué mejor, no?




sábado, 16 de abril de 2011

Lo nuevo

He estado intentando convencerme de que abandonar a una persona no es lo peor que se le puede hacer. Puede resultar doloroso, pero no tiene que ser una tragedia.

Si uno no dejase nunca nada ni a nadie, no tendría espacio para lo nuevo.

Evolucionar constituye una infidelidad, a los demás, al pasado, a las antiguas opiniones de uno mismo.

Cada día debería tener al menos una infidelidad esencial, una traición necesaria. Se trataría de un acto optimista, esperanzador, que garantizaría la fé en el futuro. Una afirmación de que las cosas pueden ser, no sólo diferentes, sino mejores.





Todas las canciones hablan de mí

martes, 22 de marzo de 2011

Hey little bird

Knut ha muerto. Apareció flotando en el estanque de su recinto el pasado sábado a mediodía, sin haber dado síntomas previos de enfermedad. Lo bueno ahora es que no es cuestión de pensar, sólo estar, ver, actuar. Sin estratagemas por primera vez. Aún no estoy segura pero existen muchas posibilidades de haberse convertido en otro*. Ojalá OJALÁ que tenga alas, es lo único que pido. En un año o dos estarán cruzando Islandia. Anoche soñé que estaba en mitad del campo. Y me acordé de ti.


Ellos


Es raro estar caminando juntos. Apenas se han conocido. Han hablado por teléfono. Bueno, digamos que han hablado. Y ahora estan caminando juntos. No demasiado rectos. Casi se podrían coger del brazo.



PD: Ésta es una buena noticia. 
PPD: Claro que sí.

viernes, 11 de marzo de 2011

Etmoidectomía

Respetaba el límite de velocidad, alternaba tan suavemente las marchas cortas y largas que apenas notabas el cambio. Embrague, cuarta y acelera. Nunca adelantaba si no era realmente necesario. La ventanilla, abierta tres pulgadas, dejaba entrar el viento del mediodía.


A ambos lados de la carretera hileras de árboles de hojas rojizas le impedían ver más allá.


Estaba con los brazos abiertos esperando todo lo bueno del mundo. Pero no llegaba. El peso de sus huesos se iba haciendo más pesado y todos los músculos empezaban a tensarse por la tardanza. Pero no llegaba. A lo largo del viaje se había propuesto algunos cambios, quería volver a jugar, sin embargo había estado tanto tiempo sin hacerlo que se le habían olvidado los movimientos más elementales. ¿Cómo puedes olvidarte de las normas básicas? Ahora no le importaban las máximas que había defendido apenas dos años atrás. Ahora el mundo había girado, los pies tocaban el techo y al mirar hacia arriba, sus ojos veían tierra firme. Inevitablemente tenía que plantearse nuevas estratagemas o más le valdría estar muerto.




Por casualidad cruzaba la comarcal 113. La comarcal 113 siempre trae respuestas. 

La cuestión sería estacionar el vehículo, echar el freno de mano, bajarse de él. Lo demás debería llegar por sí sólo, pensaba. Dentro de ocho horas empiezo, esta vez de verdad, deséame suerte.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Alucinaciones

"La vida era un sueño febril, descubrió, y la realidad un universo sin fundamento, un hecho de fantasías y alucinaciones, donde todo lo imaginario se hacía real".

miércoles, 2 de marzo de 2011

Algún tiempo después

 Tengo un sobre cerrado sobre el escritorio, adivina. Ya sé que estas cosas no se llevan, ya. Es que no soy capaz. Sí, algún día me la encontraré a menos de un metro de mi cara y entonces no podré escaparme. Joder, no me lo pongas más difícil. No, no vale el "yo soy así". Por siempre. Porque al té verde le echas leche y azucar. No tienes ni idea. Cuando hay un viaje largo y me pido llevar el coche y el resto empieza a hablar de cualquier cosa y te veo por el retrovisor y tú sabes que te estoy mirando y te haces la interesante mirando al infinito. Tú. Nunca. Siempre haces que sienta que no soy de aquí. Llevo dos días con el sobre cerrado. Y él seguramente estará poniendo excusas para no hacer nada. Faltan pocos meses. Escucho otra vez la maldita canción que me has enviado. Ah, no, esa era de las mías, de las que te despedazan, de las que te arañan hasta hacerte querer gritar. Sí, bueno, gritar. Y tú ahí sin hacer nada, sin querer darte cuenta, joder. Necesita un puto abrazo. Quieres que te lo den todo hecho o qué? Corre. A qué esperas? Dale a stop, guárdalos y echa a correr, y no pares. Y no pares hasta que te duela, 
como a mi.

Åzul Profundo



Pero ahora es marzo.

miércoles, 23 de febrero de 2011

At The Bottom


Así que ahí está esta mujer, en un avión y está volando para conocer a su prometido, volando alto a través del océano más grande del planeta tierra, y estaba sentada al lado de éste hombre, con quién, tú sabes, había intentado iniciar conversaciones, y sólo, realmente lo único que le escuchó  fue cuando pidió su Bloody Mary. Y ella está sentada ahí, y está leyendo éstos árduos artículos de una revista acerca de países del tercer mundo, de los que no puede ni pronunciar el nombre, y se siente muy aburrida y desanimada, y luego.. de repente, hay un fallo mecánico enorme y uno de los motores deja de funcionar y empezaron a caer a treinta mil pies de altura, y el piloto decía por el micrófono: "Lo siento, lo siento, oh Dios mio!, lo siento!", pidiendo disculpas y, y ella miró al hombre y dijo, dijo, "¿Adónde vamos?" y él la miro y dijo, "Vamos a una fiesta... es una fiesta de cumpleaños... ¡Es tu fiesta de cumpleaños! ¡Feliz cumpleaños, cariño! Te queremos mucho, mucho, mucho, mucho, mucho, mucho, mucho." 

Y luego comenzaron a tararear esta pequeña melodía y es un poco como sigue aquí:


martes, 22 de febrero de 2011

Histeria siberiana

Subí las escaleras con lo último de Bill Callahan sonando en el mp3. Siempre que escuchaba Jim Cain recordaba la portada del disco con aquellos caballos pastando tranquilos, como si el resto del mundo no fuera con ellos. Al cerrar la puerta comprobé que no había nadie en casa. A medida que me adentraba dejé caer el bolso, las llaves, el abrigo, la bufanda,  los zapatos.y finalmente a mi misma sobre la cama. El final de la canción retumbaba a más de veinte centímetros de mis oídos:

In case things go poorly and I not return
Remember the good things I've done

Justo cuando iba a empezar la siguiente, lo apagué. Y me quedé ahí, boca abajo, intentando no pensar demasiado. Estaba cansada por haber subido las cuestas al ritmo de Bill, eso era todo. 

Planeé. 

Después de tres horas dormitando me levanté y me acerqué al mirador de San Cristóbal dónde había quedado con Celia. Nunca mantuve grandes conversaciones con ella, pero siempre que quería que la escuchase ahí estaba yo, con mi litro de cerveza helada y pistachos en una bolsa.de plástico. Ella no lo podía evitar, o hablaba de temas demasiado generales, dando respuestas amplias y sin profundizar apenas, conversaciones de supermercado, o me contaba la última en los cotilleos de la gente que teníamos en común. No sé qué era peor. Llegué tarde. Celia nunca protestaba cuando llegaba tarde, y eso que era lo normal, a cambio yo asentía con mi mejor sonrisa algunas de sus observaciones.

Celia había sido importante en un momento de mi vida pero habíamos cambiado,  ya no salíamos con la misma gente, nos habíamos distanciado y lo único que nos mantenía unidas eran unos pocos recuerdos. No era una mala persona, simplemente teníamos una forma de entender la vida muy distinta.





Cuando volví al piso aun no había señal de que alguien hubiera estado allí en mi ausencia. Ya no me sentía tan fuerte como por la mañana. Puse algo de Liszt. Viendo las fotos de algunas caras y de los viajes que tenía pegadas en la pared me di cuenta que el tiempo también pasaba para mi. 

Era como si, dentro de mi, fuera creciendo un árbol a toda prisa, un árbol que echaba raíces y extendía las ramas. Y conforme iba desplegándose, me oprimía las entrañas, la carne, los huesos y la piel.