jueves, 8 de diciembre de 2011


 Salve, buongiorno.- dijo él y le puso su primer spritz con aceituna. Como la mayoría de los habitantes de Padova, no podría decirse que era autóctono. Ni siquiera parecía italiano. Vivía en un piso de estudiantes a seis minutos en bicicleta de la Piazza dell'Erbe, donde trabajaba. Podría contar como se conocieron o como ella acabó en una de las habitaciones de su casa, pero esa es otra historia. Lo significativo fueron los efectos que aquella noche provocó: incremento de la capacidad pulmonar y consiguiente mejora de la respiración, fortalecimiento del corazón, aumento del riego sanguíneo, mejora de la digestión al aumentar las contracciones de todos los músculos abdominales, y lo mejor de todo, liberación de hormonas endorfinas.



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