jueves, 8 de diciembre de 2011


 Grazie, arrivederci.- y de un salto bajó del autobús. Sentada en el primer peldaño de las escaleras la esperaba Dounia cigarro en mano. Arriba, Hellen le ofrecia su sonrisa más bonita para desayunar mientras terminaba de hacer trenzas a Endurance. Fue a la oficina y comenzó a ver una por una las fotografías en la cámara que tenía que utilizar esa mañana. Se quedó contemplando la imagen de una niña de unos dos años y una mujer embarazada. Ninguna de las dos le eran conocidas. Pasó la siguiente, y la siguiente, y la siguiente y allí estaba el capo con esa misma mujer y esa misma niña rubia de la foto anterior, en lo que parecía un pequeño patio de una casa. En la siguiente se veía fuego y castañas en una sarten muy ancha. Dejó la cámara sobre la mesa y salió del despacho. Se asomó a la ventana y vio abajo a Dounia hablando por el movil, casi en la misma postura que cuando llegó, esta vez rodeada de colillas apagadas en el suelo y de Esther-Pepita, la gata de Dario.



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