Luego, de vuelta a casa, enciendo un cigarrillo. Hago lo posible por no pasar por su calle ¿para qué hacer las cosas más difíciles? aunque a estas horas ya estará acostado. No pasan coches por la carretera, tengo frio, empieza a notarse el cambio de estación. Acabas de volver y mira cómo me has dejado. Sin embargo, sigues lejos para lo que necesito. En la otra punta del mundo son ahora las siete de la mañana, de mañana, del futuro. A lo lejos veo un grupo de gente saliendo de un bar. No. Sigue tu camino.
–Ey, guapa...ey, mírame! Guapaaa..
No importa, sigo andando, están demasiado borrachos como para intentar nada. Siento unos pasos cada vez más rápidos en mi dirección.Giro y le veo.
–Perdona, lo siento, él no quería asustarte, va fatal, sabes? estamos esperando a que se le pase el ciego..
–...?
Camina, sigue caminando. No puedo.
–Perdona te he visto ff... Sólo..sólo, quería pedirte fuego..
Una sirena suena, nunca diferencio la policía de la ambulancia. No puedo oir lo que me dice. Me acerco. Y su olor me hace querer estar más cerca. Me pierdo. Me he fabricado un mundo de plastilina en la azotea, donde todos los días son sábados por la tarde, podemos jugar hasta que se ponga el sol, por la noche iremos a cenar a un sitio nuevo que me han recomendado, te va a encantar. Puede que el vino me haga sonreir más, pero te prometo que no será ninguna excusa para darme el impulso que necesito contigo. Voy a arriesgarme. La próxima vez. Nos cogeremos de la mano.
Antes de subir los escalones del portal veo en la esquina unos novios comiendose a besos. Ha empezado a llover.
Me miro la camiseta en el espejo de la entrada, pone: Demasiado amor te matará.
Ahora que lo recuerdo, yo no fumo.